Stephanie es madre de cinco hijos. En este blog habla de los preparativos que hizo para unas vacaciones familiares en Surinam. "Pantalones cortos, vestidos, quemaduras de sol, bikinis, leche antimosquitos, tiritas, gafas de sol, mantequilla de cacahuete, queso, tiritas, inhibidores de la diarrea, juegos de mesa. Y un tela. Lo primero que me vino a la mente en el momento de hacer las maletas mías y de mi familia...".
¿De vacaciones con un bebé sin paño? Imposible.
Había llegado el momento: nos íbamos todos de vacaciones a Surinam. Todo un acontecimiento para una familia con tantos hijos. Llevaba días preguntándome qué debíamos llevarnos. Durante días. Como si no pudiera sobrevivir sin todas esas cosas que aquí ni siquiera uso a diario.
Entonces pensé: tantos niños, ya es bastante cargar y levantar, limitémonos al menos a lo estrictamente necesario. Estoy segura de que podré conseguir esos botes de mantequilla de cacahuete, tiritas y Deet en un supermercado o farmacia cuando llegue. ¿Y todos esos juguetes? Uhm... seamos un poco más selectivos. Si pensara que necesitarían tantos juguetes en un país donde el sol brilla tan abundantemente, hay mucho espacio para jugar al aire libre, muchos animales que explorar y gente que conocer, para qué necesitaría toda esa carga innecesaria.
Los niños eligieron sus cosas, yo mi fular
Decidí que tenía que haber un día de selección. De todos los muñecos, libros, coches, peluches, juegos de mesa y DVD, ¿cuál es tu favorito? Y así comencé mi pregunta a los niños. Puedo decirles que, en realidad, era bastante fácil. Pronto se dieron cuenta.
Los ganadores fueron Snuffie, el conejito de peluche, un libro lleno de ejercicios para escribir y contar, una muñeca de juguete y un miniportátil para los días de lluvia, que posiblemente sirva para ver películas. Y ya está.
Predicar con el ejemplo
Como creo que hay que predicar con el ejemplo, decidí hacer lo mismo conmigo mismo.
¿Qué fue lo primero que me vino a la mente? Mi fular. Con el nudo rucksac, podría atarme a mi pequeño en un santiamén con solo 1 capa de tela y, como mi fular (uno africano con divertidos colores vivos) es 100% algodón, sería ideal para llevarlo en un país caluroso. Además, es muy práctico cuando tengo que cargar con las maletas. Práctico para todas las veces que tu pequeño tiene un sueño increíble, pero no puede orientarse en un entorno extraño. Práctico para todos los paseos con los niños, que hacen que un niño tan pequeño esté agotado después de una hora solo, ya que todavía no puede caminar durante mucho tiempo. Y durante 3 semanas de vacaciones, seguro que hay días en los que no se encuentra muy bien y prefiere tener a mamá cerca constantemente. En mi opinión, el cabestrillo es lo mejor.
Y tenía razón.
Cómo me alegré de tenerlo conmigo decir - la honda.
O la manta, para cuando dormía en algún sitio.
La hamaca, con la que él y sus hermanas se divirtieron muchísimo en la cabaña donde tendí la tela entre 2 árboles.
Mi par de manos libres extra, para un niño de 3 y 5 años a cada lado durante los paseos. El lugar de la siesta, durante muchas visitas familiares donde mi pequeño encontró su lugar seguro durante todo lo que aún le era desconocido.
El retiro, después de todas las nuevas, divertidas y también agotadoras impresiones.... Tan lejos, tan desconocido todo, pero tan cerca. Todo lo que mi pequeño necesitaba. Con razón, lo primero que me vino a la mente al hacer la maleta. Mi fular. Mi fular. ¿Y qué más?
- Stephanie
